jueves, 12 de abril de 2012

In the Corner.

“No podemos evitar salir lastimados de nuestro recorrido por esto que llamamos vida, ni tampoco es posible evadir al dolor. Es necesario su fruto para nuestro crecimiento. Pero lo que si podemos evitar es la entrega débil a este certero amigo.

Entregarnos y sumirnos en el dolor es la derrota misma del Ser en perfeccionamiento, frente a sí mismo. La penumbra de su luz bajo las aras de la debilidad e ignorancia”.
A veces subestimamos al dolor, siendo que es necesario darle el valor suficiente como algo importante en la vida. Necesario y útil. Dolor se tiene al nacer y se vive en su presencia. Es un fiel acompañante de todo aquel que experimenta y se deja libre en el existir.

Negarnos el dolor que se engendra de nuestros actos cual fuese su calificativo, de nuestra ignorancia y de nuestra impulsividad emocional es hacer las cosas porque podemos hacerlas y seguir en una espiral que nos confirma el circulo vicioso por el cual atravesamos al no darnos cuenta de la realidad; girando una y otra vez en un mismo marco de referencia; el del error “sinsentido”. Abrir los ojos es aceptar benévolamente nuestro propio sufrimiento y darle el lugar adecuado en nuestra mente.

No aquel donde nos aprisionamos a su recuerdo y estamos encadenados como si fuese Amo de nuestra existencia y acciones. No; el lugar donde se debe de aguardar es aquel de donde obtenemos nuestro crecimiento. De donde logramos el verdadero gozo de la vida por la aceptación de nuestros actos. De nuestro pasado y de lo que vamos construyendo y que representa lo que somos. Ese sitio del cual tomamos conocimiento puro y vivido en carne y nos advierte para prevenir ese error “sinsentido” e infantil. No digo que deba negarse a la equivocación; desgraciada sea la vida sin errores. Pero si encontrar el sentido en lo errático. El Aprendizaje a Conciencia. La aceptación y el impulso para vivir con esperanza en nuestros actos que se pulen y maduran y por medio de ellos conocemos a la verdadera esencia que disponemos allá adentro; donde pocos se atreven a mirar por temor a quedar desprotegidos al verse realmente a sí mismos.

La meta es llegar ahí y no necesitar disponer de nadie para lograr cualquiera de nuestros objetivos, sino que sea la compañía un medio de aprender más y a un nivel más elevado. La meta es llegar a lo que verdaderamente somos; solo así el dolor y la alegría será lo mismo; la compañía y la soledad estarán al mismo nivel. Porque la esencia se colocara por sobre todos los eventos de nuestra vida y tomara de ellos solo lo necesario. Como herramientas de perfeccionamiento y trascendencia.

La esencia tiene su propio valor intrínseco. Valor que es idéntico desde el méndigo y hasta el que gobierna. La igualdad está en la esencia; no en las condiciones y posesiones pasajeras de nuestro tránsito. Pero si no logramos encontrarnos en ese Ser puro, difícilmente nos valoraremos lo suficiente como para tomar con certeza las riendas de nuestros sentimientos y de nuestra razón. Dos herramientas más de las que disponemos que no precisamente “somos nosotros”.

El Yo puede usar a su razón e intelectualidad para resolver los conflictos diarios del mundo exterior y puede usar a sus sentimientos para interactuar empáticamente con quienes le rodean al exterior también. Pero cuidado cuando estas herramientas toman el control de la esencia. En ese momento somos presas del medio y de las circunstancias. De nosotros se apodera el miedo y la inseguridad; la impulsividad y derrochamos energía vital. Sobre nuestros hombros la capacidad de formarnos aquellas potencialidades que harán mansas nuestras herramientas básicas y a disposición de nuestra ordenanza: La fuerza, la voluntad, la paciencia, la inteligencia, la esperanza y el entendimiento.

Todas ellas, potencialidades proyectables desde nosotros y hacia nuestros actos. Hacerlas funcionar; una obligación con dulces y placenteros resultados; entre ellos el amor.

Ese valor propio del Ser, deberá de hacerlo feliz. Porque entiende entonces su individualidad y a su vez su igualdad con los demás seres que también requieren de aprender a cada paso. Aun así no se den cuenta de que están aprendiendo.

“Todo está adentro; es cuestión de tomar el valor para buscarlo… No hay nada que de afuera venga, que deba ser más trascendente que nosotros mismos”.

Isaac González

0 comentarios:

Breaking News
Loading...
Quick Message
Press Esc to close
Copyright © 2013 BENITO JUAREZ 4 All Right Reserved